Un año más, la festividad más popular de las coincidentes con el solsticio de verano -San Juan Bautista- comienza a rondar por las mentes de los romeros, sugiriendo una noche de magia y tradición, de hogueras, leyendas y ritos ancestrales. Aunque están terminantemente prohibidas las hogueras, dado que se trata de un Parque Natural, en el entorno del Cañón del Río Lobos, y es de suponer que alrededor de la emblemática ermita de San Bartolomé, se reunirá un número considerable de personas que, vean o no los fantasmas de los caballeros templarios que vivieron y murieron en el lugar, o escuchen o no los cascos de sus fantasmales cabalgaduras -como comenta Eric, el guía de la ermita- seguro que disfrutan de una noche mágica con auténtico sabor a Tradición. Y si las nubes lo permiten, percibirán la magia astral en todo su esplendor: la visión, perfecta en la bóveda celeste, de la Osa Mayor, colgada por encima de la ermita de San Bartolomé como un celoso guardián. Una sugerencia, pues, para p