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Mostrando entradas de marzo 7, 2017

El Camino de las Ocas pasa por Huelves

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N o vi rastro de la Nave Blanca de Lord Dunsany, cuyas huellas creí vislumbrar en Ávila, extramuros y a orillas del río Adaja; pero en ese frenesí que es la vida, en definitiva ese sueño esa ilusión , sí percibí –o así al menos me lo pareció-, un lugar de anidaje de una misteriosa y anónima bandada de ocas itinerantes, que es de suponer que dejándose llevar por los intrépidos avatares de la Reconquista, recalaron poco menos que a la vera de una ciudad que lleva por nombre el apellido de un cardenal que, como Constantino, también vio ese invictus et in hoc signo vinces en el cielo: Tarancón. Huelves se llama el lugar en cuestión y hemos de situarlo –tiro de piedra va, tiro de piedra viene- a unos setenta kilómetros de una capital, la conquense, en cuya catedral pintan no sólo Copas, sino también Espadas templadas en el bautismo del martirio y a juzgar por lo perdido, también algún que otro Basto, cuyo golpe devolvió los husos de sus pináculos al cesto de la Parca. D e este conc

La ermita de San Segundo de Ávila

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E l Camino –fatiga, espinas, expectativas o desesperaciones aparte-, es también un espléndido carburante para activar el motor de los sueños. No importa cómo se haga, ni tampoco los lugares a donde uno decida ir, bien sea por voluntad propia o dejándose llevar en volandas por ese Papá Ganso que es Mesir Destino , experto piloto que en ocasiones navega a favor de la corriente y otras, sin embargo, bracea sin timón y encomendado a Dios en aguas turbulentas. Hablando de aguas, de corrientes y de turbulencias, todavía me pregunto si la última vez que mis pies hoyaron esa tierra arévaca tauromaquizada con la sangre de los bueyes de Gerión –en cuyo cartel mitológico figura ese gran diestro que fue Hércules, quien posteriormente se convirtió en el encargado de sacar a hombros al Niño en las plazas monumentales de iglesias y catedrales-, y que en el fondo puede llegar a imaginarse que es Ávila, no se me adelantó, por poco, la Nave Blanca de aquél gran soñador -ignoro si también fue pere