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Mostrando entradas de febrero, 2014

Carrión de los Condes: iglesia de Santiago

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E l siguiente punto de parada en Carrión de los Condes, imprescindible, sobre todo si el peregrino o el visitante son amantes del arte románico de calidad, dejándose llevar a la vez por el buen gusto, es la iglesia de Santiago. Santiago, como muchos otros monumentos de su época, es un templo herido mortalmente, pero en cuya portada, no obstante, se muestra todavía, con buena parte de su original esplendor, el orgullo, la maestría y el buen hacer de unos canteros que en la ejecución de su trabajo, rozaron la perfección. Reconvertido en Museo de Arte Sacro en la actualidad, constituye este detalle, a la vez, un aliciente, cuando menos antropológico y añadido, que nadie debería dejar pasar por alto; sobre todo, si realmente desea que su paso por esta longeva e histórica ciudad, sirva de impregnación cultural de referencias de inequívoco valor simbólico, donde la sorpresa, referida en particular a algún elemento determinado, como veremos en el futuro, les ha de resultar verdaderamen

El Santo Cristo del Amparo de Carrión de los Condes

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A penas conocido, y por lo tanto, menos dado a las pláticas y comentarios que su homónimo de la iglesia del Crucifijo de Puente la Reina, el Cristo renano, también de los siglos XIV-XV y conocido como Santo Cristo del Amparo que se conserva en el interior de la emblemática y fabulosa iglesia de Santa María del Camino, en Carrión de los Condes, repite, dentro de la concepción legendaria que le rodea, la persistencia de otro mito, tomado por veraz dentro de los numerosos mitos y leyendas que conforman esa parte maravillosa del Camino, cuyo conocimiento el peregrino va recogiendo en las innumerables escalas que va haciendo, en dirección al Oeste, hasta recalar en Compostela e incluso más allá, en el  Finis Terrae . E n una capilla lateral, situada enfrente de donde se encuentra la talla gótica, entronizada y de mirada hierática y sideral de la Virgen del Camino, esta fantástica talla renana, de las conocidas como 'Cristos dolorosos' , conlleva asociada similar leyenda a la

Carrión de los Condes: iglesia de Santa María del Camino

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'Pateant aures misericordie tue, quesumus, domine, precibus supplicantium beati Iacobi peregrinorum et ut petentibus...' [Codex Calistino, oración por los peregrinos] P ara acercarse a una ciudad de tan antigua y rancia solera, como Carrión de los Condes, es necesario acudir, por lo pronto, a la opinión de Aymeric Picaud, y como aquél, intentar remontarse al siglo XII y concluir, cuando menos, que estamos a punto de entrar en una villa próspera y excelente, abundante en pan, vino, carne y todo tipo de productos . Si bien, de aquélla excelente villa que conociera Picaud -la romanizada Lacóbriga-, no han resistido, al menos en el estado original a como él los visitó, los principales monumentos que sus pies hollaron (1), no deja de ser cierto, y además todo un consuelo, al fin y al cabo, que la abundancia de pan, vino, carne y todo tipo de productos, hacen que el peregrino no sólo reponga fuerzas de la agotadora marcha seguida hasta entonces, sino también, que emprenda l