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Mostrando entradas de octubre, 2009

Caminos de Peregrino

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El fascinante camino jaqués Hospes fuiet collegistis me (Fui huésped y me recibísteis) S i no en su totalidad, al menos sí en parte, no deja de ser una auténtica experiencia recorrer algunos de los lugares más emblemáticos que forman parte de esta ruta jacobea, que se desarrolla entre Aragón y Navarra. Una ruta en la que el peregrino, sin duda dejándose influir por la magia de los caminos montañeses, alcanza lugares de antiquísima, añeja tradición, en cuyas etapas irá descubriendo retazos de una enseñanza trascendente, cuando no universal, hasta alcanzar su destino final en Compostela. S eguramente, después de pasar por Jaca, se deje caer por el pueblecito de Santa Cruz de la Serós donde, una vez efectuada la correspondiente visita a la ermita de San Caprasio -humilde, solitaria y de reminiscencias mudéjares- se detenga unos minutos en el pórtico de esa maravillosa obra de arte románica, que es la iglesia que sobrevive a lo que en tiempos constituyera un importante cenobio femenino: S

Una curiosidad de las Merindades: la fuente de Villarcayo

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M i conocimiento de Villarcayo, segunda capital en importancia de las Merindades, bien se puede decir que se produjo de una manera netamente nocturna y por supuesto, con alevosía. Recuerdo que, cuál vampiros, recalábamos en Villarcayo cuando la luna comenzaba a desesperezarse, intentando quitarse los legañas. En las noches que la contemplé, creo que no lo consiguió del todo, de manera que a veces supuse que alguna bruja no había hecho su trabajo, ayudándola con la escoba. C omo los vampiros, decía, nos acercábamos a Villarcayo con el estómago aullando y las manos deseando sostener una carta que los ojos leían, posiblemente con la misma avidez con la que un ratón se lanzaría sobre el pedazo de queso. Siempre parábamos en el mismo sitio, un bar restaurante cercano al Ayuntamiento. Y al hacerlo, por supuesto, no dejábamos de pasar por esta curiosa fuente que, a diferencia de la mayoría de fuentes que conozco, los chorros de agua se dirigen de fuera a adentro. Un curioso efecto que, a esa