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Mostrando entradas de septiembre, 2011

Pueblines del Camín: La Carballosa

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'Véote, querida Asturies, / humilde y acurrucada / entre los Picos de Europa / y el Puerto de Vegarada, / que te guardan y defienden / como se guarda a una infanta, / princesa o doncella hermosa / po les bruxes encantada...'. [Carlos de la Concha (1)] H ay varias maneras de llegar a este pequeño pueblín de La Carballosa: una es siguiendo la carretera general, que termina precisamente allí, en una rotonda, y otra es hacerlo a pie desde Busloñe, adentrándose por un caminillo en cuesta que, delimitado por un pequeño aunque tupido bosquecillo, puede parecer el lugar ideal para las tretas y celadas de cuélebres y diaños burlones . No obstante, recomiendo armarse de valor y seguir este agradable sendero, sobre todo, porque no tardaremos en darnos cuenta de que el empedrado que pisamos es Historia; y aunque ya no se escucha el eco, seco y estremecedor, de las suelas de las sandalias de los curtidos legionarios, constituye, sin embargo, el pequeño vestigio de una antigua calzada roman

Pueblines del Camín: Busloñe

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'Asturias es, sin disputa, la región española más rica en leyendas y mitos. Hermana de Galicia y del incomparable Bierzo, en ninguna otra han perdurado más que en ella las creencias precristianas...'. [Mario Roso de Luna (1)] L legar a Busloñe me supuso conseguir, sino un conocimiento profundo, porque tal cosa sería desproporcionada e imposible en relación al tiempo que permanecí allí, sí al menos una aproximación a uno de los interesantes pueblecitos que, cual diminutos satélites, orbitan alrededor del Monsacro, y por extensión, perviven plácidamente adormecidos a la vera de la Sierra del Aramo, junto a otro de los montes más emblemáticos de Asturias: l'Angliru . H acía calor, desde luego, y apenas acababa de dejar la bolsa con las escasas pero imprescindibles pertenencias, en mi habitación de La Casa Vieja , el hotel rural de Santa Eulalia de Morcín, en el que estuve cómodamente alojado en éste, mi último desplazamiento al Principado. No obstante los avatares de un viaje

Pueblines del Camín: Santa Eulalia de Morcín (Santolaya)

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C uenta la Tradición, que fueron guerreros de Morcín los que, habiendo acudido a la llamada del rey Rodrigo y habiendo sobrevivido al desastre del Guadalete, guiaron y escoltaron a don Pelayo por las montañas del interior de Asturias, hasta llegar a la cima del Monsacro, donde depositaron el Arca con las sagradas reliquias que Santo Toribio había traído de Jerusalén. Sucedía esto, poco antes de la caída de la capital del reino visigodo, Toledo, y la prueba de su veracidad, la encontramos en el interior de la Cámara Santa de la catedral de San Salvador de Oviedo, a donde fueron trasladadas por mandato del rey Alfonso II el Casto. Precisamente aquél rey, bajo cuyo reinado se produjo el milagroso descubrimiento de los restos del Apóstol Santiago; rey que, motivado por tan extraordinario suceso, se convirtió, propiamente hablando, en el primer peregrino, inaugurando, en su desplazamiento, el que sería conocido como Camino Primitivo, que se desarrollaba desde Oviedo, por el interior de Astu

Pueblines del Camín: Bandujo

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A cceder a un lugar tan especial como Bandujo, conlleva, casi obligatoriamente, plantearse el ejercicio de una aventura en toda regla. Una aventura que, desarrollada en los límites del concejo de Proaza, comienza apenas se deja atrás la localidad de igual nombre -con restos de una lejana, cuando no misteriosa historia aún por descubrir en todo su esplendor- y se sigue la dirección de un cartelito que, situado a la derecha de la carretera general, que lleva, entre otros lugares de interés, al concejo de Teverga y a lugares tan pinturescos como San Martín y Villanueva, indica: Proacina y Bandujo. No bien tomado el desvío, resulta fácil dejarse llevar por la imaginación, e imaginar que nos estamos deslizando por los intrincados recovecos estomacales de una desproporcionada anaconda, con sus pendientes y sus bajadas, y entre unas y otras, curvas tan cerradas como la palma de la mano. Esto se hace más evidente, sobre todo, cuatro kilómetros más allá, una vez dejado también atrás el pueblo d