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Mostrando entradas de abril, 2015

Mágica Fuente de Gracia

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L a Fuente de Gracia o la Fuente Mágica de Montjuic . ¿Qué importa el Nombre?. Sólo importa la visión. Sólo importa el recuerdo. Sólo hay que dejarse llevar. Dejar que fluya el sentimiento a través del dulce vals que bailan al unísono el Yin y el Yang, el Agua y el Color. Querer seguir en el mundo, pero con el tiempo detenido: un segundo, una eternidad, un suspiro pero nunca un adiós. O mejor aún, tal y como dijera Unamuno en sus versos, pensar que el Ayer es Todavía y es Hoy y también es Mañana: Nocturno el río de las horas fluye desde su manantial que es el mañana eterno... Sobran las palabras. Yo sólo sé que Barcelona era una Fiesta.

Tibidabo: el Sagrado Corazón

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H ay algo de occitana resonancia en ese sonoro nombre, Puig de l'Áliga o Cerro del Águila , con el que antiguamente se denominaba al pico más alto de esa sierra de Collserola, cuyo nombre actual, Tibidabo, recuerda -o así lo creen muchos-, a aquél otro lugar de Tierra Santa donde el Diablo -posiblemente el mismo fatigado y melancólico con largas horas taciturnas que describía Apollinaire, y que posiblemente inspirara también el Mefistófeles de Goethe-, fracasó en sus pretensiones de tentar a Cristo. Desde luego la comparación, lejos de ser gratuita, le viene al pelo a un lugar que, como aquél sacromonte tentationis , despliega una inconmensurable visión a sus pies. Tal vez por eso, para alejar espíritus perversos, o quizás, para no permitir que los dioses volátiles de los antiguos cultos volvieran a campear por sus respetos amenazando a la católica, apostólica y romana  doña Cuaresma , se decidió levantar en su cima, a principios del siglo XX, otro templo de filiación modern

La Casa del Cuatre Cats y el Ángel del Progeso

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L a visita del peregrino a la Ciudad Condal va tocando a su fin. No obstante, como si de un viaje iniciático se tratara -a fin de cuentas, qué viaje no lo es-, es consciente de que hay lugares muy especiales sobre los que centrar la atención, que al igual que los diferentes santuarios del Camino -o mejor dicho, de los Caminos -, merecen, cuando menos, una mínima atención. Dos de tales lugares, complementarios, en realidad, de los anteriores, por cuanto focos, también, de sabiduría, en cuanto a su genuino y sorprendente simbolismo, son la notable Casa dels Cuatre Cats y la no menos emblemática estatua de la Fuente del Genió Catalán , también conocida como el Ángel del Progreso . La Casa dels Cuatre Cats N o deja de ser, curiosamente interesante, que tanto un establecimiento hostelero como el edificio que lo alberga, se ubiquen en una calle cuyo nombre, Montsió -Monte Sión-, contenga una carga tan importante de referencias simbólicas, algunas de ellas, relacionadas con un