La legendaria fundación de Noya



Situada a la vera de una ría, que la protege en parte de la violencia de un mar que no en vano es el causante de que a esta maravillosa zona atlántica de la costa coruñesa se la conozca como de la Muerte, Noya –Noia para los gallegos- es una de esas afortunadas villas, cuyo magnetismo y encanto, induce al visitante que se aleja un irreprimible deseo de volver.



Éste no tarda en descubrir, cuando ve un curioso navío en su milenario escudo, el motivo de su nombre y el por qué de la maravillosa leyenda sobre su fundación.



El navío, como empezarán a sospechar, no es un barco cualquiera, sino una representación, más o menos imaginativa, del que quizás sea el primer barco de cabotaje de la humanidad: el Arca de Noé.



¿Y qué tiene que ver el Arca de Noé con Galicia y con Noya?, se preguntarán, con toda la razón del mundo.



Pues todo o nada, según sea su grado de credibilidad hacia esas precursoras de la Historia, que después de todo, son las leyendas y las tradiciones.



Refiere la leyenda –que aquí en Noya es poco menos que una tradición sagrada, de la que cualquier noyés se siente inmensamente orgulloso- que después del Diluvio Universal que anegó gran parte del mundo conocido, una nieta del patriarca Noé, de nombre Noela, llegó a este maravilloso lugar de la Costa de la Muerte, fundando la ciudad y estableciéndose en ella, como siglos después desembarcó en Padrón la también legendaria barca de piedra, que según la tradición, trajo a España los restos del Apóstol Santiago el Mayor.



Quizás por esto, y por muchos otros detalles relacionados acontecidos en diferentes puntos del litoral y tenidos por prodigiosos en la maravillada imaginación popular, hay muchos historiadores que ven en el mar, no sin razón, el más genuino vehículo de transmisión de conocimiento de la Historia.



AVISO: Tanto el texto, como las fotografías que lo acompañan, son de mi exclusiva propiedad intelectual y por lo tanto, están sujetos a mis Derechos de Autor.



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