Podríamos suponer que la Naturaleza, en su infinita maestría, puede llegar a ser, también, reina y soberana de un transformismo, que, jugando con la fuerza y los contrastes, consigue elaborar insuperables escenarios, donde la trampa de lo aparentemente idílico, se convierte en la puerta de entrada de los terrores de lo sobrenatural. Esto lo demostró el director de cine norteamericano, Sam Raimi, cuando, en un escenario similar a éste, creó, para un público hambriento de novedades metafísicas, una película de terror, convertida en una obra de culto con el paso de los años: ‘Posesión infernal’. Como digo, en un lugar similar a éste, Raimi, en su película, volvió a sacar, de su aparente ostracismo, los terrores y pesadillas consignadas en la obra de uno de los más prolíficos escritores de terror del siglo XX: H.P. Lovecraft. Idílica a la luz del día, la solitaria cabaña se convierte, por la noche, en un metafórico atanor de lo sobrenatural, auxiliado por los espeluznantes conjuros de un
Comentarios