viernes, 5 de junio de 2009

Enclaves de Poder IV

San Baudelio de Berlanga

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El Cañón del o Lobos

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Monasterio de San Juan de Duero

...éntrase, luego, hasta el puente, y, antes de él, ancla en San Juan de Duero, con sus tapias húmedas de río, frente a la ermita de la Virgen y a la vista de la ciudad...

¡Qué cumplida y hermosa descripción, ésta que Juan Antonio Gaya Nuño puso en labios de su inmortal santero de San Saturio!. Corría el año 1953, y poco podía imaginar entonces éste vecino de Tardelcuende, que su obra sería un referente imprescindible para todo aquél que quisiera profundizar en la Soria tradicional y costumbrista.

Debo a mis padres, sin embargo, el acierto en la elección del lugar. Aquél que, espléndido en ubicación, constituye en el presente una ruina con un claustro maravilloso y en verdad único, medio románico, medio bizantino, con un gran arco de herradura moro, un estilo híbrido quizás debido a los caballeros hospitalarios.

Esto decía de mí Audrey Bell, cuando, allá por el año 1924, me inmortalizaba en sus memorias, recordando mi nombre e identidad en su obra Un peregrino en España. De hecho, he sido y espero continuar siendo hasta el fin de los tiempos -por algo se me concibió para perdurar-, Musa de poetas y románticos que ven en mi mellada encarnadura parte de esa materia primordial y maravillosa con la que están tejidos los sueños.

Porque fue a partir de un sueño -el Sueño de la búsqueda de la Perfección de Dios- que fui concebido en los siglos XII-XIII, siendo mis atributos más relevantes, Matemática, Geometría, Astronomía, Proporción y Medida, entre algunos otros que recomiendo encarecidamente valorar, a todo aquél que desee conocerme de verdad. Fui concebido, por tanto, para perdurar.