miércoles, 27 de abril de 2011

Una fantasía nocturna de Eunate

No me importa reconocerlo: siento verdadera pasión por este lugar. La capilla octogonal de Santa María de Eunate, es un lugar que no deja indiferente; un lugar que impresiona; un lugar mistérico, mágico, en definitiva, distinto, que proporciona todo aquello cuanto la fantasía del hombre llegue a imaginar. Quien acude para ver simplemente Arte, y concretamente románico, se marcha satisfecho, con la idea de haber presenciado una singular obra arquitectónica que aplica los conceptos sagrado-geométricos de la mezquita de Al-Aksá o Cúpula de la Roca de Jerusalén.

No es la casualidad, tampoco, la que desvía al peregrino de su camino; le hace descalzarse, dar tres vueltas en el sentido de las agujas del reloj alrededor del recinto exterior; admirar esa bóveda estrellada -similar, en esencia, a la de la iglesia del Santo Sepulcro de Torres del Río, a la de la iglesia de San Miguel de Almazán, a la que recubre el Mirdhab de la mezquita-catedral de Córdoba y, en menor escala, a la de la mezquita toledana del Cristo de la Luz- rezar en silencio frente a la copia de la Virgen románica (1) y encaminarse hacia Puente la Reina sintiéndose renovado, recargado, mejor.

El buscador del Temple, pensará ver la mano de los fratres conmilitones en la misteriosa iconografía de portada y capiteles, o en las marcas de cantería -el báculo, la estrella de cinco puntas, el curioso roque e incluso el misterioso graffiti cruciforme circular que aparece en numerosas iglesias de la provincia de Navarra e incluso en el pueblecito soriano de Andaluz-considerándolo un lugar de iniciación.

Y es que todo es posible en Eunate. Pero por encima de hipótesis, partidismos y excentricidades esotéricas, todos aquellos que la hayan visto a la luz de una luna llena avanzando lentamente por el denominado campo de la estrella, coincidirán en que han tenido una experiencia total. Una experiencia que yo, habiéndola tenido hace apenas unos días, simplemente definiría con una sencilla palabra: Paz.

No puedo, si no, para terminar la presente entrada, hacerme eco de las palabras de Don José María Jimeno Jurío (Artajona, 1927-Pamplona, 2002), quien en el epílogo de su documentada obra Eunate, hito jacobeo singular, afirmaba lo siguiente:


'La promoción que experimenta Eunate a nivel nacional e internacional, hace preciso prever soluciones de futuro con el fin de que, manteniendo su carácter originario y esencial de templo mariano enclavado en el corazón geográfico y afectivo de Valdizarbe, siga deleitando a los amantes del arte y del paisaje, atrayendo a los romeros, amigos del Camino de Santiago y buscadores de energía positiva bajo la cúpula, y proporcionando a unos y otros espacio físico donde poder admirar exposiciones, escuchar conferencias y participar en foros y debates en torno a temas de palpitante actualidad relacionados con este hito jacobeo'.



(1) La imagen original, de los siglos XII-XIII desapareció en 1973.

(2) José María Jimeno Jurío: 'Eunate, hito jacobeo singular', colección Panorama Nº26, Gobierno de Navarra, Departamento de Educación y Cultura, Dirección General de Cultura-Institución Príncipe de Viana, 1ª reimpresión, Gráficas Lizarra, 2003, página 75.