lunes, 24 de marzo de 2014

Carrión de los Condes: el viejo monasterio de San Zoilo


Sería un olvido imperdonable alejarse de Carrión de los Condes y no mencionar, siquiera en unas breves líneas, lo que todavía sobrevive -más bien poco, es cierto- de aquél orgulloso monasterio benedictino, que fue el de San Zoilo, anteriormente, bajo la advocación de San Juan Bautista. De ésta época, sin duda, y aunque se ignora la fecha exacta de su fundación, datan las primeras noticias, citándose el año 948 y una pequeña comunidad de monjes dirigida por un abad de nombre Teodomiro. Y esto se sabe, porque en dicho año el citado abad concluyó el libro del Becerro -recordemos, Becerros en Castilla y Tumbos en Asturias-, que así lo menciona. Cambió el nombre primigenio de San Juan Bautista por el de San Zoilo, allá por el siglo XII, cuando las reliquias de un santo mártir, llamado Zoilo o Zoil, llegaron al lugar procedentes de Córdoba. Cuentan las crónicas, que por aquella época, el cenobio estaba protegido por la familia condal de Carrión. Y así debió de ser, en efecto, pues muchos de sus miembros reposan en los magníficos sepulcros -donde los Maestros de Carrión, volvieron a dejar huella de su excelente taller y hacer- que todavía, en mejor o en peor grado de conservación, permanecen en la iglesia. Éstos, junto con el excelente pórtico de acceso a ésta, son los escasos testimonios románicos que pueden encontrarse actualmente tanto los visitantes como los peregrinos que un día pasan por allí. Y no es poco, porque observando las curiosas y a la vez maravillosas representaciones, se puede llegar a imaginar la grandeza que un día tuvo que tener este lugar, bien conocido por los peregrinos medievales. Pero no sólo eso, porque en esa misma portada, y a juzgar por las curiosas marcas de cantería que todavía sobreviven, se puede llegar a hipotetizar sobre alguno de los lugares por donde pasaron los canteros. Tal sería el caso de una marca muy particular, en forma de serpiente enroscada, que sobresale en los sillares que forman el arco de la portada, semejantes, por no decir idénticas, a aquéllas otras que todavía se pueden ver en el pórtico de acceso a otro malogrado cenobio orensano: San Paio de Abeleda.
Desde 1992, las antiguas dependencias de este monasterio de San Zoilo, se han convertido en un magnífico complejo hotelero, al haber sido vendido por la Diócesis palentina, reservándose la parte monumental, aunque cediendo su uso. En 1996, la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Palencia, tiene una oficina que atiende a los peregrinos que continúan su tránsito hacia Santiago. También dispone de una excelente Biblioteca, que tiene más de cinco mil volúmenes, en su mayoría, dedicados al Camino de Santiago.
Sea como sea, lo que sí se recomienda, tanto al curioso, al visitante como al peregrino, es una parada: a pesar de todo, San Zoilo tiene todavía muchas cosas que contar.