El Camino ha sido siempre, ya lo sabes, la senda por la que ha circulado el conocimiento iniciático y donde se han preservado los misterios de la antigüedad...(Matilde Asensi)
Perlas Cordobesas: el Museo Arqueológico y los Mosaicos Romanos
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'De la Arqueología se ha de extraer, al menos, una enseñanza, a saber: todos nuestros libros de texto nos engañan'.
Hola! Los mosaicos son ¡Una maravilla! Cuando tengo ocasión de ver alguno, me gusta deleitarme con las formas, intentar contar las teselas. En Carranque hay un parque arqueológico, que posee unos mosaicos ¡Impresionantes! Toda la pavimentación del suelo de la casa de "Materno", tengo pendiente hacer un día una entrada con algún mosaico, dedicada a la esvastica, que como la buena suerte que da, está presente en muchos de ellos. Un beso.
Coincido contigo, Kalma. El del mosaico es un mundo aparte; un mundo maravilloso, artesano puro; a veces natural y otras mágico, simbólico. La esvástica fue un signo solar y de buen augurio para prácticamente la totalidad de las culturas de la Antigüedad. El famoso martillo de Thor, de la mitología escandinava. Lástima que con el advenimiento del nacional-socialismo en Alemania, se encuentre irremediablemente asociado al mal y la destrucción. Un abrazo
Creo que llevas razón, amigo Caminante. Pues la svástica no es sino la conjunción de cuatro gammas griegas colocadas en ángulo recto, símbolo del masón operativo y de la sede efectiva del Sol central oculto en el Universo. Y sus ramas quebradas, representación de la Osa Mayor vista en cuatro posiciones en el curso de su revolución en torno a la Estrella polar, las cuatro estaciones y los cuatro puntos cardinales, el yod de la Cábala. Es decir, todo un simbolismo ecuménico.
Hola, Syr. Agradezco la aportación, pues fíjate que desconocía el simbolismo asociado a la Osa Mayor y la Estrella Polar. De lo que no cabe duda, y he aquí, en mi opinión, lo curioso del tema, es la universalidad de este singular símbolo, conocido hasta en Mesoamérica, descubierta, se supones, en 1492. Un abrazo
Baruk, yo creo que vivimos en lo que podríamos decir la gran manipulación, aceptando como válido lo que nos han vendido siempre. Lo bueno, bajo mi punto de vista, es hacerse preguntas, muchas preguntas. Creo que hay 'grandes verdades' en modo alguna ocultas, sino bien a la vista. Hace falta, solo, atreverse a buscar la clave. En fin, creo que esa frase no tiene desperdicio, y en cuanto a los recuerdos, sin duda los mejores. Un abrazo
P iensa el peregrino, mientras se aleja despacio de la catedral y sus tesoros artísticos, en esos hombres, extraordinarios, sensibles, superdotados intelectualmente y definitivamente visionarios también que, por alguna curiosa razón que se le escapa, suelen nacer antes de tiempo y sufren, en mayor o en menor medida pero sufren al fin y al cabo, la incomprensión de una sociedad que todavía dista mucho de tener la suficiente madurez para comprenderles y aceptar la genialidad de sus obras, de sus ideas y de su particular visión del mundo. Y mientras piensa, siente que esas oscuras golondrinas que revolotean ocasionalmente por sus pensamientos, ponen en sus labios un nombre y un apellido, por los que siente una especial devoción: Antoni Gaudí. Si una de las figuras más asombrosas del Renacimiento italiano fue Leonardo Da Vinci, Antonio Gaudí fue -al peregrino no le cabe duda alguna-, el máximo exponente de una renacimiento espirito-intelectual, que despertando en esa Barcelona progresi
'Quomodo cecidisti de caelo, lucifer, fili aurorae?'. '¡Cómo has cáído de los cielos, Lucero, hijo de la Aurora!' [Isaías, cap.14, ver. 12-14] N o dejo de ser una estatua, y sin embargo, ¡cuántos misterios conservo!. No os extrañéis, ni penséis que, cuál representación abominable de la Rebelión, lo que os voy a decir son simplemente falacias. Así lo quiso mi padre, de nombre Ricardo Bellver y de profesión, en apariencia, escultor. L ejos de ver en mí esa bestia abyecta de un Génesis demasiado complicado para ser siquiera intuído -cuando menos comprendido- por vuestras limitadas mentalidades humanas, pensad en mí como en un espíritu libre y mitológico que volvió a nacer en 1877, en una época en la que todavía algunas cosas no se hacían porque sí, y hasta donde una, en apariencia, inocente estatua, ocultaba detalles evidentemente ajenos a la casualidad. N o aludáis al adjetivo de la vanidad para calificarme, si os digo que Bellver, gracias a mi, obtuvo, un año después de
Tiene Castro Urdiales un no sé qué, qué sé yo, que me atrae profundamente, liberando esa adrenalina de la psique, cuyos arquetipos, igual que una sinfonía de Beethoven, tienen la virtud de despertar de su letargo a esa desocupada burguesa, que en el fondo es la ensoñación. De ensoñaciones despertadas bruscamente por el beso de lo impredecible –y utilizo a conciencia el lenguaje de los pájaros, pues eso me libera del engorroso estado de gracia de aspirar a que se me entienda, detalle que me permite continuar siendo acreedor de mi propia independencia- recuerdo en particular aquélla ocasión, en la que paseando por un puerto que antaño había sido portazgo de conmilitones templarios y aduana de peregrinos que acudían a la Hispania libre de la morisma con el deseo de adorar los restos del Apóstol Prisciliano –que Unamuno era un pelmazo, pero eso no significa que tuviera un pelo de tonto en la barba- me encontré embarcado –supongo que de polizón, porque no me consta haber sacado billete algu
Comentarios
Salud y románico
Será que todo es una gran mentira, yo cada vez se menos de todo.
En cuanto a tu entrada, otro buen recuerdo, eso si que es una gran verdad, los buenos recuerdos.
Besos