Una visión apócrifa de las Caras de Bélmez

Si hemos de encontrar culpables, no se me ocurre ninguno mejor, que esa Dama, burlona y en ocasiones cruel, que se llama Providencia. Ahora bien, no deja de ser un aserto honesto, también, que en la presente historia, el hombre dispone y la Providencia, que no Dios, me parece a mí y el Diablo tampoco, hace el resto.
Desde un punto de vista lovecraftiano, no puedo comparar los impenetrables y sombríos bosques de Providence, en Rhode Island, con esas fascinantes extensiones de altivos olivos, que caracterizan a la provincia de Jaén. Pero sí puedo comparar, en parte, esos tenebrosos Mitos de Cthulhu, con un no menos tenebroso Mito, eminentemente nacional, cuyas raíces se hunden en esta tierra con idéntica profundidad a como lo hacen las arcanas raíces de los olivos que la representan: las Caras de Bélmez.


Lamento decir, que no he estado en Bélmez de la Moraleda. Y bien que lo siento, porque, de hecho, su visita formaba parte de esas alternativas que, caso de ser necesario para mantener el interés del personal, ocupan siempre un segundo plano en el orden universal y preeminente de toda Ruta que se precie. Porque en realidad, hablar de Bélmez conlleva, necesaria y obligatoriamente, sacar a relucir ese lado marginal que, en el fondo, constituye apenas una diminuta pieza en el engranaje fundamental de la gran máquina extra o parasensorial en la que se basan todas las religiones a la hora de afrontar lo que hoy por hoy, continúa siendo la única certeza evidente: la muerte. Ir más llá de esto, constituye una pseudo-verdad, más o menos revelada, que se basa, fundamentalmente en mi opinión, en dos conceptos clave -Fe y Esperanza- que responden a la angustia humana que genera el miedo a dejar de existir.

Los fenómenos que genera ésta gran máquina extrasensorial -o ésta situación, si se prefiere- quedan determinados o englobados en una pseudociencia -aceptada y considerada como materia universitaria en algunos países- denominada Parapsicología. Y dentro de la Parapsicología, y siguiendo la extraordinaria aceptación o conmoción causada por dos agentes de ficción, Mulder y Scully, los casos más persistentes o más relevantes, y por supuesto sin cerrar, más que nada porque no hay Dios que se atreva a cerrarlos -como algunas salas de fiesta, donde el politiqueo está a la orden del día- pasan a ser considerados como Expedientes X. Tal y como suena; una importación más como Halloween, o Santa Claus o Papá Noel.
Bélmez, y esas caras que parecen perseguir a una familia en cuestión, aunque conservan en su fuero interno la denominación de origen made in Spain, continúa siendo, aún en la actualidad, todo un expediente X.
No obstante, cuando se tiene la oportunidad de conocer a un testigo, que a su vez conoce a la familia, y de hecho, ha estado muchas veces en la casa y ha visto las caras -o caretos, según expresión textual- y también la hucha -creo que entendí bien, aunque no me quedó claro si estaba sólo como adorno- depositada en un aparador de la entrada a la vivienda en cuestión, uno vive, en parte, ese expediente del que, al parecer, y vista ésta versión, ni siquiera el clásico escrito por Manuel Martín Serrano (1) tiene, por decirlo de alguna manera, la última palabra.
Aquí, desde luego, entran en escena dos factores que están más acá, pero mucho más allá de la Parapsicología y sus insondables misterios: un lugar acogedor en el que escuchar plácidamente una historia, y una anfitriona con encanto más que suficiente para contarla: Missis B.
El caso es espeluznante, desde luego, pero juro que, a pesar del misterio; de los detalles escabrosos y del terror que pueda producir el hecho de que a medida que vayan falleciendo en la casa, vayan apareciendo caras que recuerdad -y lo digo con todo el respeto del mundo- a los seres queridos, en mi vida me he podido reír tanto. Hay testigos de cuanto digo, desde luego, y en su conciencia dejo corroborarlo o, por el contrario, hacer como aquél ambiguo personajillo romano, que de nombre Poncio y apellido Pilatos: lavarse las manos.
Ahora bien, en mi descargo, tan sólo añadiré que, mientras Missis B hablaba, la tarde se abatía sobre una tranquila, quizás somnolienta Albanchez; el Aznaitín, como queriendo dar a entender que también era rey y parte del misterio, lucía una gloriosa corona de niebla que le tapaba la cara, ¡perdón, la cima!, y alguien -como ese Voldemor de la serie Harry Potter, que no debe ser nombrado- tranquilizaba en su regazo al pequeño Mongui.
Para mi desgracia, en esa ocasión me falló la grabadora.

(1) Manuel Martín Serrano: 'Sociología del milagro. Las caras de Bélmez'.


Comentarios

KALMA ha dicho que…
Mientras Missis B hablaba, a tí se te saldrían los ojos de las órbitas y pasarías a otra dimensión, jajaja ¡Cómo te gusta expediente X! Aunque siempre pienso que cuando el río suena... pero a agua, no a monedas.
No tengo el gusto de conocer a Missis B, pero algún careto sonriente me suena.
Buenas noches!
juancar347 ha dicho que…
Hola, bruja. La verdad es que nunca he escuchado una historia terrorífica (no miento cuando digo que es un auténtico expediente X español) con la que me haya podido reír tanto. Missis B es única contando historias, de eso puedes estar segura. Un abrazo
Syr ha dicho que…
La simplicidad, la concepción sencilla y elemental de la vida, es un atributo de abajo en la vida cotidiana. La explicación de su aparición, es tan elemental como el poder divino. Y en aquella tarde fría y lluviosa de Mágina, nadie como Missis Brillet, pudo dar un documento del plano de su vida vivida en primera persona y cercana al hogar de las Caras, que resultara algo tan sencillo y divino.

Luego tú, has puesto foto y texto a ese momento. Y tras contemplarme, junto a la chimenea, no puedo sino recordar la dedicatoria del libro apropiado regalado para momento adecuado: " Al Sultán de las Mil Caras, con inusitado aprecio, del Magister Alkaest y la "seña" Polvorilla".

Un abrazo
juancar347 ha dicho que…
Muy cierto, lo simple no deja de ser, en el fondo, algo divino. Tal vez por eso continuemos con una venda en los ojos, incapaces, en nuestro orgullo, de ver unas verdades que están delante de nuestros ojos con la más natural de las simplezas. Desde luego, para mi fue una tarde inolvidable. Ahora bien, yo creo que en la dedicatoria se han pasado con las caras; en realidad, yo no apostaría por más de 999. Un abrazo
Missis B. ha dicho que…
Hola Juancar,la verdad que fue una tarde maravillosa y magica,yo tambien hacia tiempo que no me reia tanto y a ti Kalma cuando quieras te pasas por la Fraga y te cuento una de mis historias en tono de¨risa¨,besitos para todos.
Missis B. ha dicho que…
Una tarde maravillosa y magica, unas risas encantadoras y un espiritu vagando.Juancar yo hacia tiempo que no me reia tanto pero soy asi,Kalma cuando quieras te pasas por la Fraga y te cuento una historia verdadera pero en tono de ´Son-risa´.Besitos.
Unknown ha dicho que…
Gracias Juancar por tu recuerdo de mi en esa tarde lluviosa.Yo soy asi las cosas las cuento en tono de risa,pues la vida ya es demasiado funesta a veces como para no sacarle la gracia que tiene.Kalma cuando quieras te pasas por la Fraga y te cuento una de mis historias en tono ´SON-RISA´.besitos.
juancar347 ha dicho que…
Hola, Missis B. Acabo de regresar de Toledo, otra ciudad donde la magia se esconde detrás de estrechos callejones. No me cabe duda de que volveremos a disfrutar de una tarde contigo, escuchando esas historias y sobre todo, riendo a más no poder con ese salero natural que tienes. Seguro que Kalma, cuando te conozca, entenderá mejor los pormenores de esta entrada. Hay personas que contagian la alegría, y eso es un don que todos sabemos apreciar. No cambies. Un abrazo
Unknown ha dicho que…
Hola de nuevo Juancar, te he enviado tres comenterios casi iguales por la sencilla razón de que no me entraba ninguno, esto de la informatica no es lo mio,pero lo dicho me sastiface saber que esa tarde la tendrás por mucho tiempo en tu recuerdo.salud y fraternidad
juancar347 ha dicho que…
Eso me he imaginado, cuando he visto los tres comentarios. Pero por ponerle los dientes largos a Malvís, je, je, que a veces me acusa de hacerme millonario en comentarios...Que no te queda duda, de que esa tarde es muy especial y resultará muy difícil que la olvide. Un abrazo
Alkaest ha dicho que…
Yo estaba allí, un poco inquieto, no por los relatos, que me transportaban a la infancia, al pueblo, a las narraciones de las "comadres", sino porque Polvorilla andaba por "los cerros de Mágina", en una tarde nada propicia climáticamente hablando, a lomos de un transporte peregrino y con un transportista de cuidado...
Volvieron todos, sanos y salvos, a la casona, y se evaporó la magia del relato, pero el misterio de las palabras quedó flotando en el aire.
Porque a pesar del tono jocoso, que Miss B. dió a nu narración, a todos nos rondó el enigma y el "quizá", durante algunas horas, en silencio, acomodándose en el establo del recuerdo.

Como dijo el que lo dijo: "Creer en ellas non creo, pero haberlas haylas..."

Salud y fraternidad.
juancar347 ha dicho que…
Claro que haberlas haylas, no en vano, aunque de forma jocosa y totalmente innovadora, en mi opinión, hemos de recordar que hablamos de todo un clásico español del misterio. Además, la ausencia de la mitad del grupo y el tiempo lluvioso que hacía, contribuyó sobremanera a caldear un ambiente ya de por sí enrarecido (en el buen sentido) por el misterio. Vuelvo a repetir, no obstante, que siento no haber tenido la grabadora a mano. Un abrazo
Baruk ha dicho que…
JE,JE, QUE BUENO!
juancar347 ha dicho que…
Y tan bueno. El caso es que en este país, como ya te habrás enterado, Barukina, el que no corre...VUELA. Y es que tenemos una variedad de pájaros, y sobre todo, de pajarracos...

Entradas populares de este blog

Astorga: el Palacio Episcopal o Palacio de Gaudí o Museo de los Caminos

Tras las huellas del Maestro Frassinelli

Un lago para la Leyenda, el de Carucedo