Vivencias del Alma: San Baudelio de Berlanga


'- Qué historia tan hermosa -dijo el Alquimista'.
[Paulo Coelho (1)]
Evidentemente, el Alquimista no se refiere a la historia de San Baudelio de Berlanga, sino a la historia de Narciso, aquél que, según la leyenda, iba todos los días al lago a contemplar su propia belleza hasta que un día, fascinado consigo mismo, cayó al agua y se ahogó. Hablar de San Baudelio, es también hablar de belleza. Pero al contrario que la belleza del pagado Narciso, la belleza de San Baudelio se encuentra en su interior, en ese espacio recóndito, pero vital que busca siempre el sabio y que, paradójicamente, suele ser musa e inspiración para el poeta.
Una belleza tímida, pudorosa, escondida entre unos montes paraméricos, en los que hace siglos se extinguió la simiente que nutría el lugar de frondosos bosques. Esos mismos bosques que, cuando se levantaron sus cimientos, allá por el siglo XII, la sirvieron de cuna, salvaguardándola de los avatares de un choque de civilizaciones. Un mundo, el cristiano, que todavía agachaba la cabeza y se persignaba ante el recuerdo de un aliado del Apocalipsis: el invencible Almanzor, el azote de los reinos cristianos. Luz y Sombra; Bien y Mal.
Dicen que éste pasó por alli, siglos antes de que la ermita se gestara aún como proyecto de tributo a Dios en la mente geométricamente sagrada de un desconocido Magister de origen mozárabe; y también se afirma que venía gravemente enfermo o herido después de la refriega de Calatañazor. Digo bien, refriega. Y aún más: se dice que jamás consiguió llegar a Medinaceli y que murió en Bordecorex, un pequeño pueblecito situado en las cercanías, cuya pieza cumbre es la iglesia de San Miguel. Y que fue enterrado en alguna parte del pueblo o de sus alrededores, y no en el castillo de Medinaceli, como pensaba el arzobispo de Toledo, don Rodrigo Ximénez de Rada. Pero, después de todo, se dicen tantas y tantas cosas...
Lo único cierto, es que la ermita mozárabe de San Baudelio aún hoy día continúa conservando un discreto lugar entre bambalinas, convenientemente oculta por los altibajos de un terreno, cuya parte llana fue aprovechada para hacer una carreterilla comarcal que siguiendo el curso del río Escalote, se adentra corcoveando como el cuerpo en movimiento de una sierpe, en la vecina provincia de Guadalajara, hasta desembocar en la villa de Atienza.

Inmutable como la ermita, su custodio aguarda paciente. Es un hombre de pocas palabras, pero a fuerza de ir una y otra vez, uno llega a entenderle y a comprender, de paso, que su silencio es oro. Creo, y lo digo honestamente, que es un hombre que adora el lugar; un hombre que lo entiende y que lo mima porque comprende, quizás mejor que nadie, que ésta ermita es como una mujer maltratada. Una mujer vejada, a la que unos hombres sin escrúpulos robaron su virginal tesoro a fuerza de talonario, en una época en la que la ignorancia invadía España como una pandemia imposible de atajar. Una mujer que pese a todo, continúa enamorando apenas uno comienza a conocerla.

No importa si ha envejecido. Y no importa porque, a pesar de haberla despojado de sus galas, aún conserva, en su serena humildad, buena parte de su encanto, como esa ancianita cuyas arrugas el tiempo, en ocasiones piadoso, consintió en transmutar por dulzura.

El misterio y lo esotérico resultan aquí intranscendentes. Lo trascendente de ésta ermita, aquélla utopía fundamental que deberíamos encajar, occidentales y orientales como una lección del pasado, es que aquí un día, quizás no tan lejano si nos atenemos a las leyes de la relatividad, convivieron vírgenes y uríes. Y de esa maravillosa unión, nació todo un legado: una hermosa dama que es, a la vez, iglesia y mezquita.

(1) Paulo Coelho: El Alquimista, Círculo de Lectores, S.A., 1996.

Comentarios

Syr ha dicho que…
SAN BAUDELIO DE BERLANGA, donde Omar e Ismael (musulmán uno, cristiano el otro) se encontraron para edificar, bajo el símbolo de la piedra cúbica, un templo que iba a albergar, en una especie de mestizaje espiritual y estético, el alma y esencia de sus culturas. Y permitidme que, mientras nuestro amigo Caminante nos ilustra con su palmera y mezquitilla, rescatadas en reciente visita, os trascriba las palabras de José Jiménez Lozano (1991): “ El ámbito de todo este recinto (se refiere a San Baudelio) es en verdad, tan polisémico, tan fronterizo en el mundo del espíritu, tan integrador de tantas tradiciones o expresiones, tanto teológicas como estéticas, que probablemente nuestra mejor ofrenda a la belleza que nos regala es el silencio y la admiración. Así que nos basta con ampararnos junto a ese gran tronco de palmera, y a la sombra de sus ochos brazos que es como si fuera el de las sesenta mil que tiene el árbol Tuba del paraíso islámico, y más que sostener una techumbre es como si extendieran la bóveda entera del cielo en este paraíso de pura gloria”

Salud y románico
juancar347 ha dicho que…
Hola, Syr: ¿cómo no te iba a permitir?. De sobra sabes, que estás en tu casa. No conocía la cita de José Jiménez Lozano, pero desde luego, coincido con él. Sobre todo, en la parte referida al silencio. El silencio hay que vivirlo y saborearlo en un lugar decididamente especial como es San Baudelio. Tuve la fortuna, el domingo pasado, de poder estar un rato a solas con el guarda. El silencio y el saber estar de ese hombre hay que valorarlo. Por eso lo califico como oro. También es de justicia que lo haga, porque hubo un tiempo en que, desde un punto evidentemente egoísta, lo critiqué. Pero a fuerza de ir, uno lo va conociendo y creo que San Baudelio cuenta con el custodio ideal. Afortunadamente salí a tiempo, pues mientras me alejaba, ya subía un autobús. Por un lado, me da pena, pero por otro, me alegro de que la gente conozca y viva San Baudelio. Un abrazo
Angel Almazán ha dicho que…
No conocía ese texto de Coelho, caramba... Lo voy a compartir...
San Baudelio me llegó tan adentro que me vi forzado a escribir "Guía espiritual y artística de San Baudelio. Más allá del Paraíso" donde interpreto parte de su simbolismo pictórico cristiano y la estructura aquitectónica que para mí es sufi, hecha por alarifes de una tariqaq musulmana berebere de este valle del Bordecorex... Es el templo que más "amo" en toda Soria.
juancar347 ha dicho que…
Hola, Ángel. Se trata de una de las primeras obras de Coelho; supongo que lo hizo a la par que 'El peregrino de Compostela, diario secreto de un mago' y obedece a sus propias experiencias recorriendo el Camino de Santiago. Me pareció ideal, como íntroducción para hablar de un lugar como San Baudelio. La antítesis de ese Narciso enamorado de sí mismo que, en el fondo, constituye el paradigma de la sociedad actual, poco menos que preocupada siempre por su aspecto y actuando y juzgando en consecuencia. Supongo que te refieres al último libro que escribiste y que, dedicatoria incluida, algún día me entregarás. Un abrazo
Angel Almazán ha dicho que…
Sí... http://www.soriaymas.com/ver.asp?tipo=articulo&id=2189

A ver si nos vemos y te lo entrego firmado, ¡faltaría más..!
Angel Almazán ha dicho que…
Sí, me refiero a ese libro, que supongo que dentro de cien años será comentado (nadie es profeta en su tierra) http://www.soriaymas.com/ver.asp?tipo=articulo&id=2189

Y a ver si nos vemos para charlar, firmarte este libro y alguno otro...
juancar347 ha dicho que…
Yo creo que has sido y continúas siendo un buen profeta, si no en tu tierra, al menos sí de tu tierra. Y ese, desde luego, es un mérito que nadie puede quitarte. A ver si encontramos la ocasión y tenemos tiempo de charlar largo y tendido...
juancar347 ha dicho que…
Gracias a vosotros por tan amable comentario. Tomo nota del enlace y con gusto recojo la invitación para visitar la Alquimia del Adepto VITRIOL.
Saludos y Feliz Navidad

Entradas populares de este blog

Astorga: el Palacio Episcopal o Palacio de Gaudí o Museo de los Caminos

Tras las huellas del Maestro Frassinelli

Un lago para la Leyenda, el de Carucedo