Una puerta a Galicia: Villafranca del Bierzo



'Nunca desistas de tus sueños. Sigue las señales' (1)


Frontera entre León y Galicia, Villafranca del Bierzo huele a polvo de mil caminos; a hospederías y hospitales; a rutas perdidas y vueltas a encontrar; huele también a fe, a sudor y a las lágrimas que se desprenden de unas voluntades que a cada paso acortan la distancia a Compostela -ciento setenta y siete kilómetros- recogiendo margaritas simbólicas en su duro camino hacia el misterio del Ocaso. La importancia de ésta entrañable ciudad franca de Bucca Vallis se resume, posiblemente, en esa oportuna Puerta del Perdón de su iglesia de Santiago -comparable, si no en suficiencia al menos sí en esencia, a otras más relevantes, como la del antiguo monasterio de San Martín de Turienzo- que exoneraba y exonera a todos aquellos peregrinos a los que la enfermedad o el abrazo de la Señora del Frío Astral, les marcaba, no ya el final de etapa, sino también el de su camino.
Diríase, vistos los motivos de los capiteles que embellecen su portada principal -incluída esa enorme representación, en la que el artista medieval simuló en los brazos del Crucificado unas alas que parecen alejarse hacia la Gloria, ajenas al sufrimiento del martirio- que en su propia dormición, imitaban el sueño de los Magos, siempre arropados por un ángel. Pero todo ello, después de haber visto las señales que proliferan en las paredes de las viejas casas: cruces patriarcales hechas con vieras, patas de oca, cálices prodigiosos, ficticios omegas...
Villafranca Bucca Vallis, avanzadilla hacia el milagro lucense del monte Februarius, O Febrero, O Cebreiro; lugar donde El Bierzo y su hechizo despiden al peregrino con besos de paz y pañuelos de silencio. Un silencio, a veces roto por un viento que viene y va del Oeste, pero que siempre entona ancestrales loas marineras, que miman al Espíritu al ritmo sacro de las vieras del Apóstol.



(1) Paulo Coelho: 'Vida (selección de citas)', Editorial Planeta, S.A., 2007, página 16.

Comentarios

KALMA ha dicho que…
Hola, estoy dándome un vuelo por Villafranca, la puerta a Galicia y a los Ancares, un lugar mágico del camino de las estrellas. Cómo me gusta el pórtico del perdón de la iglesia de Santiago, lo que representa, tiene el privilegio de que el peregrino enfermo que no puede proseguir el camino puede ganar el jubileo en ella ¡Precioso Juan Carlos! Besos.
juancar347 ha dicho que…
Hola, bruja. Me alegro que te guste, aunque seguro que tú la conoces mucho mejor que yo, no en vano, tus vuelos te han llevado por la zona y más allá, a ese otro lugar mágico que sin duda son los Ancares. Apenas pude saborear algo de ellos: Balboa, que, como sabes, aún conserva alguna palloza y las ruinas del castillo que una vez fue también del Temple. Dentro de los numerosas bellezas artísticas de Villafranca, sin duda la iglesia de Santiago es la más emblemática. Su portada principal no tiene desperdicio; de hecho, sus múltiples detalles sorprenden y a la vez maravillan: la adoraciòn, el sueño de los magos...y sobre todo, la escena de la Crucifixión, donde los brazos de Cristo semejan las alas de un ave levantando el vuelo...Una ciudad de y para peregrinos, repleta de señales...Un abrazo
Alkaest ha dicho que…
Puerta del Perdón... en el pequeño templo, pero también Puerta del Camino, en este Villafranca, porque luego los montes abren sus fauces devoradoras, y es preciso transitar los peligrosos desfiladeros para acceder al Cebreiro.
Puerta terrible, ésta puerta berciana, porque más allá sólo trabajos y sacrificios esperaban al peregrino medieval. Quizá la muerte, en medio de la ventisca y la nieve.
Villafranca del Bierzo, puerta iniciática que sólo los espíritus mejor preparados se atrevían a traspasar...

Sin olvidar que aquí hay, también, una puertecilla trasera, que conduce a los no menos iniciáticos templos de Corullón. Alguno de los cuales, dicen las malas lenguas, perteneció a los caballeros templarios...

Salud y fraternidad.
juancar347 ha dicho que…
Estimado Magister, como bien sabes, todo Camino es siempre arduo y duro; el Conocimiento es dificil de alcanzar y no está reservado a todos, exige muchas penalidades y sacrificios y en ocasiones, el precio a pagar es demasiado alto. Lástima que no tuviéramos tiempo de explorar a fondo Corullón, su castillo y su iglesia templarios, pero he de reconocer, que la aventura no estuvo pero que nada mal. La presencia del Temple fue tan intensa en El Bierzo, que difícil resulta no presentirla todavía y hacerse muchas preguntas. Pero siempre hay tiempo para nuevos desplazamientos y nuevas investigaciones. Un abrazo

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