Santuarios peregrinos de Álava


Numerosos y variados son los lugares de culto y tradición que se encuentra el peregrino en su largo caminar hacia los confines del Ocaso. Los hay, que destacan por su magnificencia; otros, aunque parezca una incongruencia, por su aparente sencillez; y aún se pueden encontrar aquéllos, que soportan la llama olímpica del más hipotético de los desconocimientos. Me gustaría pensar, y de hecho, así lo creo, que los dólmenes pertenecen a este último grupo. Por eso, por convencimiento de que también fueron lugares de sacro culto, los incluyo aquí.
Álava es una provincia de contrastes y santuarios. Lo sabe el peregrino que atraviesa la dureza de sus montes y retoza sus ojos con el suave verdor de sus praderas. Dólmenes, ermitas, iglesias e incluso basílicas son piezas fundamentales en ese Camino Ansar que bajo la tutela de la Osa Mayor, se convierte en una búsqueda de sus Antepasados, porque sin encontrarlos a ellos, difícilmente podría llegar a encontrarse a sí mismo.
Por su trascendencia, y por qué no decirlo también, por su misterio y por su belleza, quiero incluir aquí, y hacerlo de una manera personalizada, aquéllos santuarios con los que me tropecé, no hace siquiera un mes, cuando con ojos de colono, contemplaba unos escenarios hasta entonces absolutamente desconocidos para mí. Mi primer contacto con Euskadi, ha sido, prácticamente, por buena parte de la Álava. Y de ésta provincia, y de algunos de sus santuarios, quiero dejar, en lo posible, cumplida presencia en este blog.
Bienvenidos, pues, a los santuarios peregrinos alaveses.


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