Santuarios Prehistóricos de Álava: el Dolmen de Aitzkomendi



‘Construcciones ciclópeas que parecen estar orientadas astronómicamente, asentamientos prehistóricos situados sobre “líneas de fuerza” que unen unos enclaves con otros, efigies antropomorfas, círculos de piedra con finalidades mágicas, hipogeos y cámaras con propiedades acústicas…’ (1)

Juan Eslava Galán encuadra a este dolmen de Aitzkomendi, y también al de Sorguinetxe, distante, aproximadamente, ocho kilómetros, como dos de esos lugares que ver en España al menos una vez en la vida (2). Y de hecho, no le falta razón y es de agradecer su sugerencia, aunque lo que se aprecie en la actualidad sea apenas una ínfima parte de lo que fue en sus orígenes, pues muchas de sus partes se han perdido irremediablemente, sobre todo por la acción corrosiva de unos hombres que posiblemente no hayan sabido ver la importancia que realmente tenían. Aún así, merece la pena ver estos incomprendidos vestigios de un pasado remoto, que representan todo un compendio de simbolismo junguiano, marcado por los sueños de una humanidad en el abismo del tiempo.
Entendible, también, es la estupefacción de los investigadores –y en esto, me hago eco de las palabras de Xavier, investigador y amigo fallecido en diciembre de 2009- y el comprensible desconcierto de los investigadores frente a esas técnicas de construcción –se ha comprobado, que ni siquiera los terremotos son capaces de afectarlas- la acústica tan especial de sus cámaras –posible modelo de templos posteriores- y la sabia elección de los lugares.
De hecho, si seguimos la trayectoria de éste dolmen, veremos que coincide con el de Sorginetxe, en una línea que apunta hacia las estribaciones de la Sierra de Urbasa, donde se localiza la ermita prerrománica de Nª Sª de Elizmendi, y aún más allá, otra pequeña ermita, hoy en día muy reformada, que lleva el que quizás sea el nombre clave de ésta larga cadena humana: Andra Mari.




(1) Xavier Musquera: ‘Megalitos, huellas de la civilización Madre’, América Ibérica S.A., 1990, página 7.
(2) Juan Eslava Galán: 'Mil sitios que ver en España al menos una vez en la vida', Editorial Planeta Madrid, S.A., edición para Círculo de Lectores, 2009, página 737.


Comentarios

KALMA ha dicho que…
Hola Juan Carlos!
Te agradezco a ti que me enseñes este sitio ¡Me lo apunto! Qué paisaje más bonito, los vídeos son una pasada, no me extraña que las civilizaciones madres lo eligiesen como sitio de culto, es mágico. Un beso.
juancar347 ha dicho que…
Hola, bruja. El sitio, desde luego, merece la pena de una visita. Se enclava en un lugar muy bonito, aunque por desgracia, cerca de la carretera que va hacia Vitoria y Burgos. Pero en un lugar, sin duda telúrico, apuntando hacia la frontera de Navarra y esa misteriosa sierra de Urbasa, morada de los mitológicos Jentillaks.Y cómo no, de la Gran Diosa Madre, o Andra Mari...o Gaia. Un abrazo

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