Tiene La Coruña, entre otros
muchos atractivos, desde luego, dos antiguas iglesias románicas que, situadas
en el interior del casco antiguo, atraen irremisiblemente la atención del
peregrino: la iglesia de Santa María do Campo y la iglesia de Santiago. Más o
menos contemporáneas, en ambas se aprecian detalles y elementos no exentos de
interés que, a la postre, contribuyen a enriquecer, siquiera sea de una manera
lúdica y cultural, los pormenores de un viaje que ya de por sí conlleva unas
especiales características. Posiblemente más conectada con aquello que los
especialistas consideran como influencia
compostelana, la portada principal de la iglesia de Santa María do Campo,
orientada hacia poniente, ya nos muestra, en la escultura de su tímpano, un
tema que nos vamos a encontrar en numerosas iglesias situadas, sobre todo, a lo
largo de la costa: la Adoración de los Magos. Una escena, en la que, en el caso
que nos ocupa, se da especial relevancia a la figura de María, pues bien
observada, aún entronizada, aparece más alta que el resto de los personajes,
conformados estos por San José y los tres magos. Merece la pena hacer hincapié y
llamar la atención sobre esta escena, porque además, el cantero introdujo, por
partida doble, un motivo en el que cabe, cuando menos, cierta suspicacia: la
inclusión de la torre. Situadas en ambos extremos, muestra la de la izquierda
las cabalgaduras –no hemos de olvidar, la figura del caballo como vehículo psicopompo- de los magos, detalle que también se puede encontrar en la temática afín a alguno de los magníficos sepulcros medievales que se conservan en la catedral vieja de Salamanca. Mucho más
arquetípico, no obstante, resulta el tímpano de la portada sur, cuya escultura,
también es cierto que más afectada por la erosión, muestra una curiosa escena,
en la que sobresalen, quizás como claves, la inclusión de varias ruedas
crucíferas, elementos que podrían conectarse no sólo con la figura de Santa
Catalina –como ocurre con un capitel de la iglesia de Santiago, en Ribadavia,
Orense (1)-, sino también con ese curioso arcano del Tarot, el Carro –por la
forma en que se distribuyen estas ruedas crucíferas-, tan relacionado con el
sentido de movimiento y que podría aludir, de paso, a ese viaje no sólo
exterior sino también interior que, teóricamente está realizando el peregrino,
cuyos antecedentes ya encontramos en el Antiguo Testamento, en las
circunspectas experiencias de personajes como Enoch o Ezequiel. Otra curiosidad
que ofrece este templo, son los orientalismos
–comunes, en muchos casos, al románico de Galicia- añadidos, posiblemente en
época posterior, como la pirámide que
culmina la torre situada en el lado de poniente y el curioso templete añadido
del ábside.
Tal vez más sencillo en apariencia, pero no menos interesante en
cuanto a referencias y simbolismo, el templo de Santiago, situado en las
inmediaciones de la Capitanía General, muestra, en su portada principal,
también orientada a poniente, una imagen ecuestre de Santiago, siendo el motivo
que ocupa el tímpano de la portada sur, el tradicional Agnus Dei, motivo que
suele ser bastante común a numerosos templos situados en diferentes lugares de
la costa e incluso en el interior. Aparte de las curiosas marcas de cantería,
apreciables sobre todo, en este lateral sur, donde también se observa la
presencia de arcosolios que pudieron contener sepulcros en sus orígenes, la
portada principal también nos unos curiosos botones crucíferos y la presencia
de ángeles turifarios, portadores, en algún caso, de los elementos de la
Pasión. Domina el altar mayor, una hermosa escultura de Santiago, escoltado por
San Joaquín y San José y en uno de los laterales, una curiosa Virgen de la
Leche, imágenes que hubo una época, a partir del siglo XVI en la que se
prohibieron por decoro, pero que,
como demuestra la famosa alegoría de San Bernardo su significado es más
profundo y trascendente.
(1) Ese
mismo tipo de rueda, figura en una curiosa imagen entronizada, posiblemente de Santa Catalina, que al menos en 1985, año en
el que Juan García Atienza publicó la primera edición de su Guía de la España
templaria, se localizaba en el templo de San Juan de los Caballeros, en Benavente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario